Aunque en un artículo del año pasado me expresé en contra de calentar los músculos al estudiar, quien lo haya leído con atención habrá entendido que valoro ese primer rato de práctica diaria más que cualquier otro momento.
El primer contacto del día con el instrumento es el contacto en el que más podemos aprender. Primero, porque los músculos no están en el estado de alerta que nos permite (por ejemplo, durante un concierto) sortear dificultades, sino que van directo al encuentro de ellas, brindándonos errores que no cometemos durante el resto del día, algo que considero una información del más alto valor para el estudio de una técnica. Segundo, porque la mente está mucho más calmada y la concentración se hace mucho más intensa. Tercero, también porque el encuentro con los movimientos más instintivos justamente se hace mucho más fácil; estos movimientos instinitivos los considero muy por encima (en calidad y utilidad) que los que aprendemos meticulosamente.
Por eso decía en otro artículo que muchas veces de lo que se trata es de desaprender un movimiento para revelar el otro, más natural, más elegante, que siempre estuvo ahí.
Destruir ese estado estudiando escalas con metrónomo me pareció siempre un pecado, por lo cual me fui surtiendo de varios estudios y ejercicios para, a la vez, amigarme con la guitarra en los primeros minutos, y revisar mi técnica. Como cada día el cuerpo está distinto y vale la pena explorar ideas distintas, me resulta útil tener una batería de ejercicios y estudios que sea lo suficientemente amplia para recorrer muchas problemáticas distintas, a la vez que no tan gigante como para poder volver a visitar cada ejercicio y estudio frecuentemente. Y quiero compartir en éste artículo, sin intención de dar una lista definitiva ni, mucho menos, universal. Seguramente cada guitarrista deberá formarse la propia. Justamente, comparto la mía como un humilde aporte que quizás le pueda servir a quien esté en la misma búsqueda.
Escalas
Aunque jamás estudio las escalas con metrónomo, sí me interesa estudiar (muchas veces a la velocidad más lenta posible) el movimiento de la mano izquierda, y también la acción de ésta en combinación con la derecha en diferentes agrupamientos métricos, velocidades y combinaciones.
Como para dividir el trabajo de la mano izquierda en las escalas de la manera más básica, hay que considerar tres movimientos: vertical (posición fija subiendo y bajando de cuerdas), horizontal (escalas sobre una cuerda con cambios de posición) y el diagonal, que es una combinación de ambos y el único que hace posible escalas de más de dos octavas.
Todo tipo de escalas pueden desarrollarse conservando una buena estructura de mano izquierda en los primeros dos movimientos (vertical y horizontal), el principio es muy simple aunque su aplicación, infinita, y por lo tanto excede los límites propuestos para este artículo. En principio, trabajar el movimiento horizontal permite hacer foco en los cambios de posición de mano izquierda, mientras que el movimiento vertical permite hacerlo en los de la mano derecha.
Para las escalas “diagonales” de dos o tres octavas estudio las digitaciones de Segovia (Diatonic major and minor scales, ed. Columbia). Los modelos de digitación que propone el viejo maestro me parecen los ideales, de los cuales a veces la mano aprende por si sola, y otras veces, a través del análisis, se puede llegar a abstraer pequeñas reglas para digitar luego en obras musicales.
Ejercicios de mano derecha:
Los primeros tres ejercicios del libro de Domingo Prat, “La nueva técnica de la guitarra”. Por la mañana son particularmente difíciles. Lograr soltura en esos arpegios sin recurrir a la fuerza es una hermosa y sacrificada tarea. Aunque no suelo hacer caso a la recomendación de su autor de continuar el patrón con sucesivas cejillas. Tampoco me interesa mucho el (no obstante interesante experimento de) hacer trabajar al dedo meñique en los arpegios.
El primer ejercicio es de esos trabajos más encantadores: algo absurdamente simple que, luego de hacerlo un par de veces, se vuelve difícil. Pero trabajarlo le otorga mucha soltura a la mano derecha. El segundo ejercicio es para el pulgar, que tiene que buscar por sí mismo las cuerdas sin que lo ayude el brazo. Y el tercero para el arpegio con cuatro dedos. En todos, la combinación de fórmulas que permite estudiar infinitas posibilidades.
Estudios:
Mi trabajo preferido siempre es alrededor de estudios simples que, por la transparencia de su textura, nos obligan al máximo a ajustar todos los resortes de la técnica, a la vez que su ejecución sencilla nos permiten enfocar la atención en el sonido. Por el contrario, estudios que nos llevan al límite de la técnica nos obligan a estar atentos a los movimientos, siendo casi inevitable perder en algún grado la atención en el sonido que resulta de ellos.
Por eso, mis estudios favoritos son los de autores del siglo XIX.
Los “25 estudios melódicos” de Matteo Carcassi nunca han faltado de mi atril desde hace al menos 15 años. La aparente sencillez de su construcción los hace de fácil lectura y de sonido agradable al oído, aunque a veces de cierta aridez musical, especialmente estudios como el 1, el 4 o el 10. Sin embargo, la búsqueda por lograr un sonido “musical” de ellos nunca deja de impulsar mi técnica. Desde hace más de una década me dije que quiero hacer una grabación integral y, cada vez que me siento a estudiarlos, encuentro alguna arista nueva para estudiar y termino posponiendo el proyecto. Quizá este año…
En cuanto a Sor, también soy amigo de la colección de veinte estudios que publicó Segovia. Puede encontrarse casi toda la obra de Sor en versiones facsimilares a través de una simple consulta por Google, o en el sitio de IMSLP y un estudio serio de su música en vista de una ejecución en público o grabación sin dudas que así lo requiere. No obstante, encuentro que la selección de Segovia abarca un arco de problemas guitarrísticos (y, sobre todo, musicales) de la mayor amplitud: Arpegios, bajo de Alberti, terceras, sextas, corales, bel canto, independencia de los bajos, etc. Además está compuesta por algunos de los estudios más bellos del autor catalán.
La digitación de Segovia siempre es buena para estudiar, y, desde luego, el estudioso, tarde o temprano, irá desarrollando la suya propia a medida que desarrolla su propio criterio. Las indicaciones musicales de Sor están relativamente respetadas, salvo algunos cambios de tempo, y hay varias indicaciones agregadas por Segovia. Nuevamente, siempre se pueden consultar las ediciones originales, pero ésta colección, además editada en notación moderna, es excelente como para iniciarse en los estudios de Sor.
Igual de interesantes son los estudios de Giuliani -pequeños trazos de genialidad, pero -al menos para mí- no parecen tan útiles para el trabajo diario como lo son los de Sor. En cambio, siempre vale la pena estudiar los ejercicios de su Op. 1.
Los ejercicios del Nuevo Método de Aguado (cuya lectura recomiendo con todo fervor) me sirven cada vez que quiero trabajar el sonido sin apoyo. Es particularmente útil para trabajar esos pequeños trozos de música “de salón”, que deben ejecutarse con elegancia y fluidez. Además de que la gran mayoría están en Do Mayor, una tonalidad que los autores de primera mitad del Siglo XIX utilizaron mucho más que los compositores que les siguieron, y requiere un trabajo muy diáfano de la mano derecha para lograr un sonido (en palabras de Aguado) “puro”. No los tengo siempre en el atril, pero están en un estante cercano para ciertos días. Y también le dediqué una nota completa a ese libro indispensable.
Exposición de la técnica de Aguado en su Nuevo Método y muestras de su uso durante el siglo XIX (Arcas y Tárrega)
Por otro lado, también suelo estudiar los Estudios Sencillos de Leo Brouwer. Entre otras cosas, me han ayudado a educar al pulgar a trabajar en funciones muy diferentes: por ejemplo, en el estudio VI, el pulgar cumple la función de bajo armónico al principio y luego, la de uno más de los dedos que arman el arpegio a la mitad del compás. Y al final del compás, nuevamente bajo.
Brouwer recupera la idea de los estudios del siglo XIX, en donde se pone en juego una idea musical que hay que resolver de una manera diferente en cada compás. Esta es una idea que encuentro sumamente interesante para el trabajo sobre la técnica.
Si volvemos a mis ejercicios preferidos, verán como, por ejemplo, al dividir las escalas en verticales, horizontales y diagonales (que es la combinación de ambas), en esa ejercitación el mecanismo técnico no varía dentro del mismo ejercicio: cada ejercicio es sobre un solo problema técnico y solo sobre eso; “hacer una sola cosa y hacerla bien”, tal como (en un paralelo que no deja de sorprenderme) lo enuncia la filosofía UNIX (no me refiero aquí a ninguna cultura oriental o prerromana, en este caso, me refiero a la filosofía que dió origen al sistema operativo de computadoras más usado en la actualidad. También le dediqué una nota completa a la filosofía UNIX y su relación con la construcción de una técnica).
En cambio, los estudios que componen esta lista suelen basarse en una sola idea musical. Por ejemplo, el bajo de Alberti en el estudio Nº 2 (Op. 35. Nº 13) del libro de estudios de Sor/Segovia: si bien la textura se mantiene uniforme, en cada compás hará falta hacer pequeños cambios en digitaciones y mecánicas, justamente para mantener esa uniformidad. Nuevamente, la transparencia de la música de Sor hace muy evidente el menor cambio en la sonoridad, al que hay que prestar la mayor atención.
Retomando el ejemplo del estudio VI de Brouwer, el pulgar tiene sus funciones claramente definidas, pero va pulsando en cuerdas diferentes, a veces el bajo repite notas, a veces es una segunda en distintas cuerdas, etc.
Todos estos estudios tienen, a mi modo de ver, una ventaja fundamental por sobre la mayoría de los ejercicios más “técnicos” del siglo XX y XXI: en ellos, la propuesta musical es tan clara que provoca en el estudiante la necesidad de formular herramientas que puedan saca lo mejor de la música.
En otros estudios, por ejemplo en los de mi adorado Julio Sagreras, el camino es exactamente el contrario. Sagreras escribió seis libros de dificultad minuciosamente progresiva cuyo estudio es fundamental para todo guitarrista; allí, la herramienta a desarrollar es lo que motiva el propio ejercicio o estudio.
Sagreras merecería unas cuantas publicaciones en este blog por su importancia formativa, porque cada uno de ellos permite estudiar exhaustivamente una sola perspectiva de la técnica (lo cual a veces es todo un logro ya que son ejercicios de innegable belleza musical), y sobre todo por su impecable ordenamiento progresivo, que permite ir resolviendo los problemas de a uno por vez, e ir pasando del más simple al más complejo. Aunque suele suceder que luego de trabajar lo más complejo hace falta revisar lo más simple: es así que muchas veces me encuentro repasando (experimentando toques nuevos, dinámicas diferentes, etc.) los estudios del primer libro con la misma unción (acaso más) que lo hice cuando lo leí por primera vez, a los 6 años de edad.
La creencia habitual es que el mejorar lo más complejo debería mejorar automáticamente lo más simple, pero no siempre sucede así; mientras q
Pero este trabajo de “laboratorio” (como lo bautizó mi padre) no es mi preferido para el comienzo de la sesión de estudio. Los estudios de Sagreras (especialmente desde el segundo libro en adelante) son de gran complejidad técnica y, muchas veces, tienen el objeto de hacernos trabajar o ejercitar algún aspecto de la técnica desconocido, por lo cual es casi inevitable el hacer un poco de esfuerzo.
Ejercicios que están muy en boga hoy en día, como los de Carlevaro, me parecen poco útiles; ayudan a construir una musculatura pero no trabajan en conjunción con el oído musical. Es lo contrario de lo que busco en las primeras horas de estudio.
Además de todos éstos, la necesidad de resolver determinados aspectos de la técnica me ha ido motivando a “inventarme” mis propios ejercicios y muchas veces a componer estudios completos que comparto solo con mis alumnos. Posiblemente en algún momento los publique en ésta web, por lo que, si el lector está interesado, puede suscribirse a mi lista de correo para recibir un newsletter mensual de la actividad de éste sitio web.
Espero que les haya interesado esta pequeña colección .
¿Piensan que se me olvidó alguno? ¿Qué agregarían a ésta lista? ¿Cómo enfocan su estudio al inicio del día? Me pueden dejar todo ésto y cualquier opinión o consulta en la sección de comentarios del post, aquí abajo.
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